1º) Porque, aunque Steven Colbert y Jimmy Kimmel protestaron, no es la primera vez que vemos una entrega de Premios sin presentador.
2º) Porque, curiosamente, ha sido una edición dominada por las producciones británicas.
3º) Porque Billie Porter (“Posse”) demostró que tiene el “Showbiz” metido en las venas, y es un espectáculo en sí mismo.
4º) Porque hace falta mucho talento para disculparse por no llevar sujetador cuando recibió su anterior premio Emmy, confesar que en esta ocasión no lleva tampoco bragas, y hacer finalmente una oportuna reflexión sobre la vida y el holocausto. Magnífica Alex Borstein (“La maravillosa señora Maisel”).
5º) Por el potente discurso sobre igualdad (salarial y de trato) de una Michelle Williams que canta, baila, reivindicando el talento de una mujer como Gwen Verdon (“Fosse/Verdon”).
6º) Por un merecidísimo e inesperado premio a Jodie Comer (“Killing Eve”), por su papel encarnando a una de las asesinas más sofisticadas de todos los tiempos.
7º) Por comprobar que Bill Hader (“Barry”) y Phoebe Waller-Bridge (“Fleabag”) hacen una pareja casi perfecta sobre un escenario.
8º) Porque la gran ganadora de la noche fue “Fleabag”, una de las series más rompedoras de la temporada. Su creadora y protagonista Phoebe Waller-Bridge no cabía en su asombro ante la avalancha (merecidísima) de premios.
9º) Por el reconocimiento de una serie como “Chernobil”, con un planteamiento tan ambicioso como inusual.
10º) Porque los Emmy de este año han vuelto a premiar la diversidad, y han resultado algo imprevisibles.