(2.018). Dirigida por Icíar Bollaín. Con guion de Paul Laverty y Carlos Acosta (basado en el libro ”No mires atrás”, del mismo autor). Fotografía de Alex Catalán. Con la colaboración de Carlos Acosta (Carlos Acosta actual), Santiago Alfonso (Pedro Acosta), Keyvin Martínez (Carlos Acosta joven), Edison Manuel Olvera Núñez (Carlos Acosta niño), Laura de la Uz (Maestra Chery), Yerlín Pérez (María), Mario Elías (Mario), Andrea Doimeadiós (Berta) y Tamara Rojo (Julieta).
1º) Porque estamos ante la vida del primer afroamericano que consiguió un papel estelar en el “Royal Ballet” de Londres.
2º) Porque el protagonista de este “biopic” es el propio bailarín, Carlos Acosta (Yuli).
3º) Por un guion fluido y eficaz, firmado por Paul Laverty y por Carlos Acosta.
4º) Por una dirección precisa y emotiva de Iciar Bollaín.
5º) Por un magnífico plantel de actores secundarios: Santiago Alfonso, Laura de la Uz y Keyvin Martínez.
6º) Porque es como Billie Elliot, pero al revés: Yuli no quería ser bailarín, sino futbolista.
7º) Por la escena en la que Yuli de niño baila bajo la lluvia.
8º) Por enseñarnos una Cuba reconocible pero poco convencional. Magnífica foto de Alex Catalán.
9º) Por la reivindicación del edificio abandonado de las Escuelas de Artes de la Habana, magnífico ejemplo de arquitectura orgánica.
10º) Por enseñarnos la danza como vía de superación personal. “Sin la danza hubiera terminado de delincuente o en una balsa”, dice el propio Yuli.
Imponente el personaje del padre. Una especie de chamán que intenta sacar lo mejor del pequeño e indómito guerrero.
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Es casi un tema de destino. El padre tiene la fuerte voluntad de que el destino de la familia cambie, y lo consigue. Para quitarse el sombrero.
Buenas noches desde un Madrid invernal.
EspiaModelo.
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